martes, 21 de julio de 2009

¿"Ingeniería" del software?

¿Debería ser el desarrollo de software una ingeniería?

La respuesta a esta pregunta no ha estado exenta de polémica en los últimos tiempos.

He aquí algunas frases del reconocido gurú Tom DeMarco que escribió el artículo de opinión Software Engineering: An Idea Whose Time Has Come and Gone? (algo así como “Ingeniería del software: ¿una idea de tiempos pasados?”) que es en gran parte una autocrítica a sus ideas y libro de referencia Controlling Software Projects: Management, Measurement, and Estimation.

A continuación quedan resumidas sus ideas fundamentales con algunas de sus frases traducidas literalmente:


  • Hoy en día todos comprendemos que las métricas de software cuestan dinero y tiempo, y que deben ser usadas con moderación.

  • El desarrollo de software es inherentemente diferente de las ciencias naturales tales como las física, por lo que sus métricas son muchas menos precisas para capturar lo que deben describir.

  • La frase más citada del libro es «No puedes controlar lo que no puedes medir». Esta frase contiene una verdad real, pero cada vez me sentía más incómodo con el uso que hice de ella. Está implícita en la frase (y en título del libro) que el control es un aspecto importante, quizás el más importante, de cualquier proyecto de software. Pero no lo es.

  • Muchos proyectos se han realizado sin demasiado control pero han generado productos maravillosos tales como Google Earth o la Wikipedia.

  • Esto nos lleva a la desagradable conclusión que el control estricto es algo que no importa mucho en proyectos relativamente inútiles y mucho menos en proyectos útiles. Sugiere que mientras más te enfoques en el control aumenta la probabilidad de que estás trabajando en un proyecto que se esfuerza por generar algo de valor relativamente menor.

  • ¿Estoy diciendo que está bien ejecutar proyecto sin control o con un control relativamente menor? Casi. Estoy sugiriendo que deberíamos seleccionar primero a los proyectos cuyo control preciso no importe demasiado.

  • Estoy llegando gradualmente a la conclusión que el momento de la ingeniería del software vino y se marchó.

  • En los últimos 40 años nos hemos torturado por nuestra ineptitud en acabar proyectos a tiempo y con el presupuesto previsto. Pero como sugerí antes, no debería haber sido el objetivo supremo.

  • El objetivo más importante es la transformación, crear software que cambie el mundo, o que transforme una empresa, o la forma en que hace negocios.

  • El desarrollo de software es y será siempre algo experimental. La construcción real de software no es necesariamente experimental, pero sí lo es su concepción. Allí deberíamos enfocar nuestros esfuerzos. Allí es donde deberíamos haberlo hecho siempre.
Vía | Ricardo Galli

jueves, 16 de julio de 2009

Pagafantismo empresarial

Vamos a definir a un mando intermedio como el individuo que tiene responsabilidades y obligaciones sobre un grupo de subordinados y tiene que cumplir una rendición de cuentas de sus actuaciones a una jerarquía superior. Dentro de estos perfiles laborales, podemos encontrar dos tipos de personas: los que saben desarrollar esta función a la perfección y los que no saben siquiera donde tienen la mano derecha.

Cuando tropezamos con un inútil integral en el puesto que desempeña, pueden ocurrir dos cosas: los mandos superiores se percatan a la primera de cambio y le enseñan la puerta de la calle o bien, el individuo comienza a realizar una política de pagafantas de tal forma que siempre consiga salvar el culo, a costa de poner buena cara a todo el mundo, porque su único objetivo es aferrarse a un puesto por un puñado de euros mientras se intenta ligar al jefe. Cambiamos la chica por billetes de 100 euros y jefes superiores y por ahí van los tiros. Vamos a aplicar el concepto a un caso real.

Supongamos un subordinado que no está funcionando bien, que tiene deficiencias desde el primer día, pero una proyección importante, es decir un diamente en bruto el cual requiere una atención especial por parte de su superior, el pagafantas. El superior no sabe de qué va la película y tiene las mismas deficiencias en conocimientos y gestión de personal que mi perra Lua, por lo que su postura consiste en desaparecer y sonreir a los euros a la par que sigue intentando ligarse a los jefes.

Si, desaparecer y dejar que el viento de los errores, se convierta en el huracán de los problemas. Es más fácil descansar sobre el resto de subordinados, pasar del tema argumentando tarde y mal que dedicarte a afrontar el problema desde el primer día. Pero también coincide que este pagafantas laboral aparece justo cuando nos vamos de cañas, que bien estamos todos y somos todos los mejores, en simultaneo con el jefe, dado que es su objetivo primordial.

Es más, llega un punto que el pagafantismo originado por el susodicho comienza a cantar, de tal forma que alguien se cansa y los mandos superiores cogen el toro por los cuernos y termina la historia como el rosario de la aurora. Pero curiosamente, ahí vuelve a aparecer el pagafantas flirteando con los euros y se reinventa un pasado maravilloso en donde él hizo, él llevo a cabo, él pudo, él actuó.... El flirteo continuo con el jefe no desaparece, pero el jefe sólo lo quiere porque le cubre áreas que nada tienen que ver con sus atribuciones, curiosa tesitura.

Maravilloso, si señor, el pagafantas vive en una ilusión continua en donde todo apunta hacia su proyección y su buen hacer para conseguir su único objetivo; ligarse al jefe y no perder su puesto. Salva el culo, se ligó a la más guapa, sigue flirteando con sus euros y sigue pareciendo un héroe que da pena. Pero a muchos, esos perfiles, además de pena, nos dan asco.


Vía | El blog salmón