"Debido al funcionamiento de nuestro cerebro y a las estrategias publicitarias que nos rodean, es realmente difícil para nosotros detectar qué hecho es un hecho raro y qué hecho es un hecho común.
Esto tiene muchas más implicaciones en la vida diaria de lo que pensamos.
Por ejemplo, provoca que muchos tengan un miedo atroz al Sida. O a subir a un avión. O que un grupo terrorista cualquiera amenace de algún modo su integridad física.
Y mientras dedicamos un especial de 3 horas sobre la niña que fue secuestrada, en otros países están siendo secuestrados y asesinados cientos de niños de los que no sabemos nada ni tampoco sabremos en un futuro. Porque el tiempo es limitado y la hora de publicidad se paga muy cara."Puedes leer el artículo completo escrito por Sergio Parra en Genciencia
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